Tu cuerpo es tu templo. Cuando lo habitas, tu magnetismo se multiplica.
Cómo hacerlo:
- Pon los pies firmes en el suelo.
- Siente el peso de tu pelvis.
- Lleva la atención a hombros, pecho, caderas.
- Baja la respiración y ralentiza tus gestos.
Qué produce:
- Aterriza tu energía.
- Apaga la ansiedad sutil.
- Te vuelve irresistible porque estás “aquí”.
🕒 ¿Cuándo puedes realizar este ritual de presencia corporal?
Este ritual es perfecto para cualquier momento en el que sientas que tu energía se ha ido a la mente, al control o al futuro.
Funciona especialmente bien:
- Antes de una reunión importante
- Antes de ver a un hombre que te gusta (cita, llamada, mensaje, encuentro casual)
- Cuando notas ansiedad sutil, tensión o aceleración
- Antes de entrar en una conversación emocional
- Cuando te sorprendes demasiado “arriba” mentalmente
- Al empezar el día para aterrizar tu energía
- Al finalizar el día para volver a ti y soltar ruido externo
Cada vez que lo haces, tu presencia se vuelve más madura, magnética y segura.
Es un ritual que no exige tiempo, solo intención.